Si quieres lo mejor para los pies de tus hijos, dales más libertad.
Deja que anden descalzos siempre que sea posible, y cuando necesiten zapatos, apuesta por los barefoot.
Tus hijos lo agradecerán, aunque sea cuando tengan 30 años y no sufran de juanetes.
En definitiva, dejar que tus peques anden descalzos (o con barefoot) no solo es bueno para su salud, sino que también les da una conexión más natural con el mundo. ¿Y quién no quiere eso para sus hijos?
Ahora cuéntame tú, ¿tus hijos ya han probado los zapatos barefoot o andan más descalzos por casa?